Ya era hora...


Hace unos días, uno de mis hermanos me dio una gran alegría, al pasarme la noticia que hoy os comparto. El pasado 5 de noviembre, la IAU (la Unión Astronómica Internacional) realizó una interesante votación (que puedes ver aquí) para reparar lo que podríamos llamar una injusticia científica: la que se cometió al llamar "ley de Hubble" a la ecuación que expresa la forma en que se separan las galaxias. Y digo que se arregla una injusticia porque la famosa ley no es de Hubble. Al menos, no es solo suya. En efecto, fue Georges Lemaître quien estableció la relación existente entre la velocidad de expansión de las galaxias y la distancia a la que se encuentran. Por eso, la IAU ha propuesto "rebautizar" la famosa fórmula como ley de Hubble-Lemaître. En varios lugares (como en wikipedia, por ejemplo) ya lo han corregido, y esperemos que a partir de ahora se vaya extendiendo esta denominación.



Ya hemos hablado en este blog de que Lemaître fue el verdadero padre del Big Bang. En efecto, fue este sacerdote belga quien corrigió el error que había cometido Einstein al presentar sus ecuaciones –lo que él mismo llamó después el mayor error de su vida– y demostró desde un punto de vista teórico que el Universo se expande y que esa expansión se producía como consecuencia no de la simple inercia o la velocidad de las galaxias, si no que era debido a la expansión del espacio-tiempo que predecían las leyes de la relatividad general: el Universo en su conjunto debía expandirse con el tempo de una forma similar a un globo de goma que se hincha. Ya hablamos de eso en esta entrada. Consecuencia de esta expansión del espacio-tiempo era –o debería ser– que, miráramos hacia donde miráramos, veríamos que las galaxias se separaban unas de otras, y con mayor velocidad en función de la distancia a la que se encontraran.

Por desgracia, Lemaître no tenía ninguna evidencia física de esa expansión del universo. Y es que ningún observatorio europeo tenía telescopios suficientemente poderosos como para estudiar con buena precisión las galaxias lejanas. La teoría de Lemaître era solo eso: una interesante teoría. Y fue por ese motivo que resultó una gran suerte que Lemaître entrara en contacto con Edwin Hubble, astrofísico experimental que trabajaba entonces en el observatorio de Monte Wilson.


Hubble en su observatorio


Ya varios astrónomos habían encontrado que, al menos aparentemente, las galaxias que observaban con sus telescopios se estaban alejando de la Tierra, y no sabían cómo interpretar esos datos. Lemaître, que había publicado sus ideas sobre la expansión del universo en 1927, tuvo la ocasión de compartir sus ideas con Hubble y otros en 1928, precisamente en una asamblea de la IAU. En esa ocasión pudieron intercambiar ideas: Hubble encontró una razón para explicar los datos y Lemaître una clara corroboración de su teoría. Fue en parte esa comprobación experimental la que hizo que Einstein “bajara la cabeza” y aceptara su error. El caso es que, a la vuelta de este congreso, Hubble comenzó a estudiar con más interés el fenómeno de la expansión de las galaxias y publicó los datos obtenidos al año siguiente, en 1929. Al parecer, olvidándose mencionar que la ley por él propuesta la había oido mencionar a otra persona...

Hay que decir en defensa de Hubble que es cierto que Lemaître no publico su ley en inglés: el artículo suyo apareció en una revista bastante modesta, (los Anales de la Sociedad Científica de Bruselas), y, de hecho, pasó completamente desapercibido en su día. Es interesante comprobar que cuando ese artículo apareció en inglés en 1931, el mismo Lemaître autocensuró su primera formulación de la ley de la expansión de las galaxias. ¿Por qué? Sin duda alguna sus cálculos primeros eran muy burdos: por aquél entonces no había tenido acceso a datos de observación precisos. Pero tal vez quería simplemente evitar la polémica con Hubble: en realidad, a Lemaître lo que más le interesaba era al parte teórica del su trabajo, no tanto el resultado experimental.

Como decía al principio, para mí fue una gran alegría el cambio del nombre de la ley, Y no solo porque se reconoce el valor de las ideas de un científico, si no también porque, digamos la verdad, Lemaître es una persona que ha sido bastante maltratada por la comunidad científica. Realmente este sacerdote belga podría haber puesto el grito en el cielo cuando vio cómo su trabajo científico era “robado” por otras personas. Hubble se llevó todo el mérito de la teoría sobre la expansión del universo. Y otro físico, George Gamow, se llevó el mérito de la autoría del Big Bang. De hecho, en la declaración de la IAU de la que hablamos, se dice que el cambio en la nomenclatura de la ley busca “honrar la integridad intelectual de Georges Lemaître, que le hizo valorar más el progreso de la ciencia en lugar de su propia visibilidad”. Palabras hermosas, de las que cualquiera se sentiría orgulloso. 

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