Una curiosidad científica: el entierro de Santa Teresa



Hoy, 15 de octubre, se celebra la fiesta de Santa Teresa de Jesús, fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos y la primera Doctora de la Iglesia, empatada con Santa Catalina de Siena. No quería dejar pasar la ocasión para contarte una pequeña anécdota de tipo científico que tiene a esta santa como protagonista indirecta. Y es que, por increíble que parezca, la gran fundadora falleció el 4 de octubre de 1582, pero fue enterrada... ¡el día 15! 

No, no es que haya estado once días insepulta. Lo que pasó fue que, por casualidades de la vida, Teresa de Jesús murió precisamente en día en el que se cancelaba el calendario juliano –establecido por Julio César– y entraba en vigor el calendario gregoriano, promulgado por el Papa Gregorio XIII. 

Según el calendario de Julio César, el año tenía algo más de 11 minutos de sobra. Exceso que, al cabo de quince siglos, había ido acumulándose hasta dar lugar a once días de desfase. Para hacer coincidir de nuevo el solsticio de invierno con el día 21 de diciembre, fue necesario "eliminar" esos once días del calendario. Y los días elegidos fueron precisamente los que iban de la fiesta de San Francisco (el 4 de octubre) a los idus de octubre (el día 15). Por tanto, el día siguiente al 4 de octubre de 1582, fue 15 de octubre. Santa Teresa, pues, fue sepultada al día siguiente de fallecer.

Detalle de la tumba de Gregorio XIII, en San Pedro del Vaticano,
donde se muestra la promulgación del nuevo calendario.

La verdad es que esa modificación no fue completamente universal. En Francia cambiaron el calendario en diciembre y en Alemania esperaron al año siguiente. En América, en cambio, no se modificó hasta dos años después, para gran enfado de Felipe II, que no acababa de aclararse con lo que llegaba desde el otro lado del Atlántico. Rusia y Grecia de resistieron hasta ya bien entrado el siglo XX. 

Un caso curioso fue el de Inglaterra, que no quiso adoptar el calendario gregoriano precisamente porque lo había promulgado un Romano Pontífice. En palabras del gran astrónomo Kepler, los "protestantes prefieren que su calendario esté en desacuerdo con el Sol a que esté de acuerdo con el Papa". Al final se rindieron, y el 2 de septiembre de 1752 se adecuaron al calendario que ya entonces regía en casi todo el mundo. 

Una última curiosidad: el desacuerdo entre Inglaterra y el resto de la humanidad hace que una de las grandes casualidades del mundo literario sea en realidad una confusión: lamento comunicarte que Cervantes y Shakespeare no murieron en mismo día. La muerte de Cervantes fue registrada el 23 de abril de 1616, pero según el calendario gregoriano, que entonces regía en España. Shakespeare, en cambio, murió el 23 de abril, pero del calendario juliano. Es decir, ambas defunciones están separadas por once días... Una pena, pero qué le vamos a hacer.

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