La Sábana Santa y el Carbono 14 (I)



Hoy, 21 de abril, se cumplen treinta años del día en que se inició el estudio de la Sabana Santa con la técnica del Carbono 14. Según esa prueba, la Síndone de Turín debería ser datada entre el año 1260 y el año 1390, por lo que sería una obra medieval.

Parece que para muchos esta prueba fue definitiva –"la ciencia ha hablado" y esas tonterías–, pero la realidad es bien distinta; al cabo de algunas décadas ningún estudioso sensato puede aplicar el calificativo de "científico" al análisis en cuestión. Y esto por tres razones: la  prueba carece de validez en el caso de la Sábana Santa, el estudio fue una auténtica chapuza desde el punto de vista de la metodología científica y, además, hay bastantes indicios de que fue un fraude.

Para explicar lo primero, tengo que hablar brevemente de la técnica del Carbono 14. Intentaré resumir para no hacerlo muy pesado.


El Carbono 14 (C14 para los amigos), es un isótopo radioactivo del Carbono. Se produce en la atmósfera cuando la radiación solar afecta el nitrógeno del aire. Cuando un átomo de C14 "nace", es atrapado en seguida por el oxígeno del aire formando una molécula de CO2. Y ya sabemos lo que pasa: las inocentes plantas absorben ese CO2 y van poco a poco asimilando C14. Por eso, una cierta proporción de los átomos de carbono que contienen las plantas no es carbono normal, sino C14. Por supuesto, como los herbívoros se alimentan de plantas –y los carnívoros de herbívoros–, los animales también tienen esa misma cantidad. Ahora bien: se trata de una proporción pequeñísima: por cada mil millones de átomos de carbono, hay uno de C14.


Así pues, todo "bicho viviente" tiene en su cuerpo cierta cantidad de C14. Pero, ¿que pasa cuando se produce su muerte? En ese momento, como deja de alimentarse, deja también de introducir nuevo C14 en su cuerpo.

Pero, ojo: el C14, si te acuerdas, es radioactivo. Y esto quiere decir que se desintegra de forma espontánea. Así, con el paso del tiempo –de mucho tiempo– el C14 que había en un ser vivo va poco a poco desapareciendo. En concreto, por cada gramo de C14 se pierde medio gramo pasados algo menos de 5700 años. Gracias a eso, basta con saber cuanto C14 "le falta" a un resto orgánico, para averiguar cuanto tiempo lleva muerto: si le falta la mitad, tiene 5700 años; si le falta la cuarta parte, 2800 años; si le falta la octava parte, 1400... y así sucesivamente. Ingenioso, ¿verdad? En el caso que nos ocupa –la Sábana Santa–, viendo la cantidad de C14 que tiene, puedo saber cuándo fue cosechado el lino con que ha sido tejida.

Bueno: pues me he querido enrollar un poco con esta explicación para destacar una cosa muy importante. Como te habrás dado cuenta, el punto básico de la técnica del C14 es suponer que desde el momento en el que el resto que se estudia ha muerto, no ha habido introducción de nuevo C14. De hecho, estrictamente hablando, no estoy estudiando cuando murió ese ser vivo, sino que intento averiguar cuándo dejó de introducir C14 en su cuerpo. Precisamente por eso, cuando los arqueólogos toman un resto destinado a estudio radiocarbónico, tienen especial cuidado en no exponerlo nunca a la luz directa del Sol, y utilizan mascarilla y guantes para manejarlo, precisamente para evitar introducir su propio C14 "moderno".

Entonces, yo me pregunto (y-quie-ro-que-al-guien-me-con-tes-te), ¿QUÉ SENTIDO TIENE APLICAR ESA TÉCNICA A LA SÁBANA SANTA?

Me tranquilizo un poco y sigo...


Pretender que la Sábana Santa no ha recibido aportación de carbono moderno es sencillamente ridículo. Hoy en día la Síndone está bastante a salvo de la contaminación, pero sabemos que hasta hace no muchos años ha estado durante cientos de horas expuesta, sin protección alguna, a la adoración de los fieles. Eso significa respiración humana (CO2 "moderno", proveniente de seres vivos), humo de velas, y algún que otro piadoso manoseo. También ha estado durante horas expuesta al Sol (¿recuerdas como se produce el C14?). Y, por si fuera poco, tenemos constancia de que ha padecido al menos dos incendios –humo, cenizas– y en el de 1532 sabemos que se apagó el fuego echando agua directamente en la Sábana, arrastrando sobre ella una buena cantidad de carbonilla, como certifican las fuentes históricas. Además, si damos crédito a un texto, algo dudoso, del siglo XVI, la Síndone fue incluso hervida en aceite, con el fin de comprobar su autenticidad.

Una ostensión de la Sabana Santa de 1931, cuando no se tenía tanto cuidado con ella.

A todas estas peripecias, hay que añadir una más, también de gran importancia. Y es que, tal vez de forma imprudente, la Sábana Santa ha sido sometida repetidas veces a Rayos X. Como sabrás, eso significa que ha recibido una buena dosis de radiación... Y es indudable que eso altera completamente la proporción de isotopos de un cuerpo.

En resumen: la historia reciente de la veneración y de los estudios de Sábana Santa hace que no tenga sentido aplicar en ella una técnica como la del Carbono 14. Es sabido que muchos expertos consultados, –entre ellos W. Frank Libby, inventor de la técnica del C14–, negaron el interés de realizar esa prueba cuando se propuso por primera vez, en 1978.

Pero la historia no acaba ahí. En la próxima entrada la continúo.

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