La Sábana Santa y el Carbono 14 (y III)

Bueno. Supongo que cuando leas esta entrada, te pasará lo mismo a mí cuando me enteré de lo que te voy a contar: que pensarás "esto no puede ser verdad". Y estoy de acuerdo contigo: realmente cuesta creerlo.

Pero vamos por partes:

La zona de la Síndone marcada para el corte.


Un momento del corte
del profesor Riggi
El 21 de abril del 1988 se procedió a recortar un trozo de la Sábana Santa para el análisis del Carbono 14. Se encargó de ello el Prof. Giovanni Riggi y lo hizo en presencia de bastantes personas, entre ellas el Cardenal Ballesterdo, custodio de la Síndone, y el profesor Tite, encargado del estudio. Todos pudieron comprobar (y tú también puedes, si ves este video) que el profesor Riggi cortó directamente de la Sábana una tira de tejido que, una vez medida, resultó ser de 81 x 16 mm y tener 478,1 mg de peso. Esta primera tira, que era algo más grande de lo previsto, fue a continuación recortada por el mismo Riggi para eliminar las partes más cercanas al borde que –como se ve en la foto– aparecían más deshilachadas y propensas a mayor contaminación. De esta forma obtuvo una nueva tira, más pequeña, de 7 cm de longitud por 1 cm de anchura. Al parecer no la pesaron pero como más adelante veremos, tenía casi 300 mg. Esta segunda tira se dividió a su vez en dos: un trozo se guardó como reserva y el otro, el de la zona de la derecha, es de donde se sacaron las muestras que se enviaron a los laboratorios para el estudio con el Carbono 14.

Perdóname que me interrumpa yo a mí mismo, pero es que tengo interés en recalcar esto: tanto el encargado de hacer el corte como los testigos presentes afirman que las muestras que se enviaron a los laboratorios provenían de la segunda tira, la de 7x1 cm. Esto mismo fue recogido por escrito en el artículo del L'Osservatore Romano (del 23 de abril de 1988, a los dos días de la operación), y en el de la revista Nature (del 16 de febrero de 1989).

Continúo. Como decía, la tira de 7x1 se dividió en dos partes. No sabemos la longitud de estos dos trozos, pero sí su peso: la parte de reserva pesaba de 144,8 mg y la otra 154,9 mg (299,7 mg en total). Deducimos por lo tanto que los dos trozos eran de un tamaño muy similar, algo menor el de reserva, lo que nos permite suponer que el retal del que se cortaron las muestras tendría algo más de 35 mm de largo por un centímetro de ancho. Como hemos dicho, este trozo de 154,9 mg se dividió en tres, una parte para cada laboratorio. Pero resultó que la muestra destinada a Arizona quedó demasiado pequeña (no llegó a los 50 mg necesarios para el estudio) y por eso se volvió a recortar un pequeño trozo de la parte de reserva. De este cuarto trozo no habla la revista Nature, como sabemos, pero si hablan de él todas las demás fuentes.


Ahora te pido que te fijes en la siguiente imagen, donde vemos cómo quedó la Sabana tras el recorte.

Así quedo la Sábana tras tomarse la muestra.

Como puedes ver aquí, una de las características de la Sábana Santa es que está tejida en espina de pez, una forma textil relativamente común en la antigüedad. Precisamente en esta zona, la suciedad hace que la trama se vea de forma muy clara. La inclinación de las estrías del lino nos permite distinguir en ella una sucesión de bandas (la primera banda con la trama hacia la derecha y la siguiente hacia la izquierda). Si nos fijamos en esas bandas es fácil ver que el recorte que estaba previsto (foto primera) no fue el que al final se hizo (segunda foto, a color). Es evidente que el profesor Riggi se salió de la falsilla de corte. Además, si te fijas en la parte de la izquierda, podemos ver que las tijeras invadieron la tercera banda de la Síndone. Aunque fue de forma muy leve.

Así pues, el recorte, el primer recorte (el de 81x16 mm), afectó a tres bandas de la Síndone. Empieza a mitad de la tercera banda y luego –más o menos a un tercio del recorrido– se ciñe al borde entre la tercera banda y la segunda. Línea que no abandona hasta el final, en la parte derecha. Y como sabemos además que las muestras que se enviaron a los laboratorios fueron tomadas de la mitad derecha del recorte, podemos concluir que esos retales, en principio, deberían ser de las dos primeras bandas y no contener nada, o casi nada, de la tercera.

Hay otra cosa más que quiero señalar de la foto en color: si te fijas, la primera banda, la superior, es claramente más estrecha que la segunda. Esto se debe muy probablemente a lo que podríamos llamar el rematado del borde: esa zona más gruesa, recosida para que no se deshilache. Es un dato importante que no debemos perder de vista y que nos permitirá orientar los trozos de la Síndone.

*   *   *

Muy bien. Ahora pasemos a las muestras que recibieron en Oxford, Zurich y Tucson. Ya hemos visto que, a pesar de las cautelas, cada uno de los laboratorios sabía cuál de las muestras pertenecía a la Síndone, y prueba de ello son las fotos que tomaron. El problema surge cuando se hicieron públicas esas fotos.

Empezamos con la fotografía que sacaron los del laboratorio de Oxford. Aquí la tienes.


– Pero ¿qué es esto?
– Pues eso, la foto de la muestra de la Sábana Santa que llegó a Oxford...
– Pero, pero, pero... ¡Si no se parece para nada a la Síndone!
–Bueno, es que es una foto en blanco y negro y con iluminación lateral...
–Ya, pero, ¿que me dices de esa especie de desgarrón que tiene en el centro? No sale en la foto de arriba...
–Ya, pero date cuenta que es posible que ese punto estuviera tapado por la regla de Riggi.
–Está en la parte de arriba de la segunda banda, casi en el borde... La regla no tapaba esa parte.
–Ya, pero..
–Además, es que me da igual el desgarrón: la trama es distinta.
–No, hombre, no; fíjate que es de espiga de pez...
–¡Pero es mucho más burda! Hasta se ven costuras en forma de "L" tumbada, sobre todo por la parte de abajo. Las fotos que has puesto de la Sábana Santa muestran una tela mucho más fina y regular.
–Ya, es verdad... Pero ten en cuenta que tal vez estemos viendo la otra cara de la Síndone, la que no se ve en las fotografías.
–No, no, no, espera. Es la misma cara. La flecha que forma la espiga está apuntando hacia la izquierda. Y no me digas que está girada 180 grados porque está claro que la banda más estrecha está arriba.
–Vale, pues... No se que decirte...
–Para mí que ha habido cambiazo...
–Pero ¿qué dices, hombre..? Anda, no me líes, que tengo que seguir con este artículo.

*   *   *

Pero, dejemos por el momento el fragmento de Oxford y pasemos al de Zurich. Esta es la foto que sacaron en el laboratorio al recibir las muestras de Turín.



Como ves, en esta segunda foto se aprecia la delicada trama de la Síndone...
–¡Ejem, ejem..!
... la delicada trama de la Sindone, que va formando el trenzado en espiga de pez. Además, podemos ver que, cuando hicieron la foto, tuvieron el cuidado de poner al lado una escala milimétrica: los suizos siempre tan cuidadosos... El caso es que, gracias a eso, podemos comprobar que, como afirmaron los propios científicos de Zurich, la muestra que analizaron medía casi 18 milímetros de alto por unos 14 de ancho.
–Espera, espera, espera ¿Cuánto has dicho?
– Eso, 18 x 14 milímetros...
–Pero vamos a ver... ¿Como narices puede ser posible que una pieza de 18 x 14 provenga de la mitad de una tira de 7 cm de largo por uno de ancho?
–Bueno, hombre, no hay que exagerar... Lo de la tira de 7x1 lo dijeron a ojo de buen cubero... Posiblemente, la tira que cortó Riggi tenía en realidad algo más... como 4 milímetros más, de ancho...
–Pero que no, tío, ¡que no! Si te fijas en la espiga de pez y en las bandas, es la parte larga del fragmento de Zurich la que corresponde a la parte corta de la tira de Riggi. ¿Me estás diciendo que un científico experto en tejidos, mientras estaba haciendo algo de gran importancia –tal vez la cosa más importante que hizo en su vida– estaba tan despistado como para decir que algo de 18 mm medía un centímetro? ¡Pero si es casi el doble!
–Bueno... En fin: es posible que –a pesar de lo que se publicó en  L'Osservatore Romano, a pesar de lo que dice  Nature, y a pesar de lo que afirmaron los testigos y él mismo–, Riggi haya cortado el trozo para Zurich antes de reducir el pedazo original, que era algo más grande...
–Lo siento, pero eso no cuela... Además, te recuerdo que eran dieciséis milímetros
– ¿Cómo dices?
–Que el primer recorte era de 16 mm...
–Ya, pero...
–¡Y tenía reborde e hilos sueltos! ¡Medía 16 contando el reborde, que –si te fijas en la primera foto– tenía, por lo menos, dos milímetros..! Ese reborde no está en la muestra de Zurich ¿Cómo va a medir 18 mm sin reborde?
–¡Bueno, ya esta bien! Déjame seguir, que todavía me queda lo de Arizona.
– Aquí a alguien le han visto la cara de tonto...
–¡Que te calles la boca!

*   *   *

Ya se sabe que en USA van un poco por delante de la vieja Europa en tecnología, y la foto que sacaron los de Arizona la tenemos a todo color. En ella, además, se pueden ver no solo los dos trozos de la Sábana, sino también el cilindro metálico, con el sello en lacre del cardenal de Turín, que contenía las muestras. Aquí está la foto.



Aunque también es verdad que ya podrían haber hecho la foto más enfocada –y más centrada–, gracias a los de Arizona tenemos una buena imagen a color de los dos trozos de Sábana que llegaron a Tucson. Por desgracia aquí no tenemos gran detalle ni podemos hablar de las dimensiones de las muestras, pues no hay ningún tipo de escala para saber su tamaño...
–Sí que podemos.
–Pero, ¿qué dices?
–Que podemos medir su tamaño.
–A ver, listillo. ¿Cómo?
–Usando los tubos metálicos que contenían las muestras. Sabemos que tenían 5 cm de alto y 2 cm de diámetro.
–Vaya..., pues sí que te veo informado. ¿Y cómo lo ves?
–Pues qué quieres que te diga. No es fácil pues hay que tener en cuenta la perspectiva. Pero me parece claro que el trozo más grande es suficiente como para cubrir perfectamente el agujero del cilindro. Por lo menos con su parte más larga. Pienso que el trozo grande mide, como mínimo 2 cm. Y diría que bastante más. Y el lado corto... no creo que tenga menos de centímetro y medio: tiene poco menos que el tamaño de la abertura del cilindro. Tirando por lo bajo –muy por lo bajo– a mi me parece que el trozo grande no era menor de 20 x 15 mm.
–Si, por ahí debe andar.
–Pues a mí no me parece que fuera más pequeño que el trozo de Zurich. Incluso diría que es más grande ¿Porqué añadieron otro trozo? No me cuadra para nada.
–Pues...
– Y además eso no ha salido de una tira de un centímetro de ancho...
– Bueno hombre, es que... tal vez nos engañe la perspectiva.
–Pero ¿qué perspectiva?: el tubo está de pie y los trozos de tela sobre la mesa: los planos son paralelos y la perspectiva prácticamente la misma...
–Pero te aseguro que te engaña la perspectiva.
–No sé, no sé... mucho me tiene que engañar para que eso sea más pequeño que el trozo de Zurich... Pero, en cualquier caso, es una pena que no podamos ver con más detalle las muestras de Arizona.
–Bueno, en realidad... tenemos una foto más detallada
–¿En serio?
–Si; el caso es que, para el análisis, las dos muestras de Arizona se dividieron otra vez para conseguir cuatro trozos de peso parecido. Y tenemos una buena foto de uno de esos cuatro pedazos. Y con escala milimétrica y todo... Aquí la tienes.




– Pero... ¿ME TOMAS EL PELO?
–Bueno, yo...
–¡Ni siquiera tiene el color adecuado!
–Eso es opinable...
–¡Pero si no se ve la espina de pez por ningún lado! ¡Ni siquiera las estrías!
–Ya, pero...
–¡¡La trama es en ángulo recto!!
–Hombre, recto, recto... Además, puede ser el otro lado de la tela y...
–Pero... Bueno, mira: déjalo. Me temo que algo ha pasado con las muestras que llegaron a los laboratorios, porque a mí me parece que ninguna de ellas es de la Sábana.
–Pero, ¿que dices? Vas a saber tú más que todos esos prestigiosos científicos...
–En la anterior entrega dijiste que eran unos chapuceros...
–Oye, yo no dije eso...
–Pero casi.
–Bueno, mira: no quiero seguir discutiendo contigo. Es muy tarde y tengo muchísimas cosas que hacer.
–Pero si es el puente de mayo...
–¡A callar!

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