El inventor del chiste



–Oye: ¿te sabes el chiste del cerdo y el mono?
–Pues claro que sí. Todo el mundo lo sabe.
–Sí, la verdad es que está muy extendido
–A mí me lo han contado hace tiempo
–A mí, ayer mismo.
–Se ve que es la típica cosa que va de boca a boca, pasando de unos a otros.
–Pero la verdad es que el tipo que se lo inventó debe de ser alguien con sentido del humor.
–¿El que lo inventó? Yo no sé quien lo inventó. A mí me lo contaron.
–Sí, ya lo sé. Pero alguien lo habrá inventado ¿no?
–Bueno, no sé decirte. Si hubo un inventor que fue la primera persona que contó el chiste, entonces ¿quién le ha contado el chiste a ese inventor?
–Emm... nadie... Lo inventó él ¿no?; por eso se le llama "inventor".
–Ya, pero, alguien se lo habrá contado
–Pero vamos a ver: estamos hablando del tipo al que se le ocurrió el chiste. No ha necesitado que nadie se lo contara... Simplemente, lo inventó.
–Ya, pero, ¿quien le contó el chiste al inventor?
–O sea, te explico: el inventor, por definición, es el que se inventa el chiste. Nadie se lo ha contado. Si no, no sería el inventor...
–Ya pero, ¿quien le contó el chiste al inventor?
–Pero vamos a ver. ¿Tú estás tonto, o qué te pasa?

*   *   *

A veces, cuando hablo con alguien sobre las vías de Santo Tomás para demostrar la existencia de Dios, me pasa lo que le sucedía al protagonista de esta historia: que me dicen algo así como "Ya, pero ¿quien creó al Creador?" ¡Pues nadie, alma cándida, nadie! Ahí está la gracia...

Las vías de Santo Tomás se basan en eso mismo: en probar que es necesario que haya un ser que no deba la existencia a otro. Cuando el Aquinate demuestra que existe un Motor Inmóvil, lo importante de la prueba no es que exista un Motor; eso es algo evidente, no hace falta que nadie lo demuestre. No. Lo importante es que demuestra que es Inmóvil: tiene que existir algo que no necesite ser movido por otro. Un "iniciador" que no necesite ser "iniciado". Un ser que no solo es capaz de mover a otros, si no que sea capaz de hacerlo sin que otro le mueva.

Por volver al ejemplo del mono y el cerdo, está claro que sin un inventor no habría chiste: me da igual que tú o yo sepamos el chiste porque nos lo haya contado otro o porque lo hayamos leído en un libro; tiene que existir un inventor, es decir, alguien inteligente y creativo que no necesitó que nadie le contara el chiste... Por eso es "grande" o "único" el inventor: no porque fue el primero en contar el chiste a otro –eso lo hace cualquiera– si no porque se le ocurrió... 

Las dos primeras vías de Santo Tomás demuestran que para que el mundo se mueva, es necesario que haya un Primer Motor –o una Primera Causa– y que ese ser tiene que ser es Inmóvil –o Incausado– porque si no, no habría movimiento. Por supuesto, se trata de un argumento lógico que puede estar equivocado o ser inválido, de acuerdo. Pero, claro: eso habrá que demostrarlo. Y, de momento, nadie ha logrado hacerlo, al menos que yo sepa... 

Preguntar quién creó al Creador, es tan absurdo como preguntar quien le contó el chiste a su inventor... Es una pregunta contradictoria y el que la hace demuestra que no ha entendido para nada el argumento de Santo Tomás. Y, de la misma forma, decir que el argumento es inválido porque toma como presupuesto que el Creador es increado es ridículo. El Aquinate nunca toma eso como presupuesto: llega a esa conclusión como resultado de una prueba racional.

Lo curioso es que esa "pregunta del millón" te la encuentras en libros de filosofía que pretenden ser serios. E incluso lo presentan como refutación de las vías de Santo Tomás. Y, como digo, no deja de ser asombroso, porque hace entrever una cierta simplicidad –por no usar otra palabra– en el autor del contrargumento. O, al menos, el no haberse enterado de nada.

Hala, ya lo he dicho... Ya me he quedado a gusto. 

Comentarios

  1. Ya que algunos me habéis preguntado: no existe el chiste de mono y el cerdo. Al menos, yo no conozco ninguno...

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  2. Pues habrá que inventarlo.
    -¡¿Hay algún gracioso inmóvil en la sala?!!

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