Un evolucionista adelantado


Cuando uno empieza a investigar en cualquier cosa es frecuente que se lleve alguna que otra sorpresa (no siempre agradable). Pero puedo decirte que una de las mayores sorpresas de mi carrera me la llevé cuando estaba investigando para mi tesis sobre el Evolucionismo: me refiero a haberme encontrado el texto que te copio a continuación:

«[...] al comienzo del mundo cuatro elementos contribuyeron a la constitución de las cosas naturales, en las cuales hay muchas y variadas disposiciones. Pero todas ellas fueron aptas para alguna utilidad, como si se hubiesen hecho para eso, aunque sólo se conservaron las mejor dispuestas para permanecer, no porque algún agente lo intentara como fin, sino porque es esencialmente vano, esto es, ocurre por azar. Las cosas que no tuvieron tal disposición para permanecer se destruyeron y se destruyen continuamente».

Como ves, el autor de este texto sugiere de que las cosas de este mundo, las diversas especies y órganos de los animales, han podido aparecer paulatinamente por azar y selección natural.  Y, me dirás, ¿qué tiene eso de asombroso?

 

Y te respondo: lo alucinante es que el texto se encuentra en una obra de Santo Tomás de Aquino, el comentario a la Física de Aristoteles (más en concreto In Phys II, lec.12, n.4), escrito más de 500 años antes del nacimiento de Darwin.

Pues si, como lo oyes. El tema de la evolución ya lo tocó el Aquinate, quiee, como te irás dando cuenta si sigues este blog, es uno de mis ídolos.

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