La Sábana Santa y el Carbono 14 (II)
En la anterior entrada vimos que emplear el método del Carbono 14 en un objeto con la historia de la Sábana Santa no tenía mucho sentido. Pero es que el tema no acaba ahí, ni mucho menos. La datación de la Síndone fue a todas luces una auténtica chapuza desde el punto de vista de los procedimientos científicos.
Te pido ahora que eches un vistazo a la imagen de aquí arriba, realizada antes de que se tomara la muestra. A parte de los remiendos de tela distinta que saltan a la vista, ¿ves alguna zona de la sábana que dé la sensación de ser un añadido? ¿Una larga tira vertical que se ve en la parte superior, separada del resto de la tela por una línea más oscura? Muy bien. Se trata, efectivamente de un añadido que sabemos que se cosió a la sábana antes del 1357, muy probablemente para que la imagen quedara centrada.
Ahora fíjate en los bordes de la Sábana. ¿ves alguno de ellos especialmente chamuscado, maltratado y sucio? ¿Los bordes estrechos, especialmente las esquinas? Muy bien.
Vale. Con todos estos datos, adivina de dónde tomaron la muestra para el análisis del Carbono 14. Efectivamente: la esquina superior izquierda.
Bueno, es lógico que se haya elegido esa zona, pues no había ningún interés en dañar más de la cuenta el lienzo. Pero si estudiamos las cosas desde un punto de vista científico, casi se podría decir que la muestra se tomó del peor sitio posible: en una zona indudablemente contaminada –no hay más que ver la diferencia de color–, cercana a la parte más chamuscada y colindante con una tira que es a todas luces un añadido posterior.
Total: que la muestra para el examen fue muy mal elegida.
Pero hay más: por las circunstancias del experimento, y por los intereses, digamos, no científicos que envolvían al estudio, se decidió que el análisis lo llevaran a cabo tres laboratorios independientes: el Research Laboratory for Archeology and the History of Art de la Universidad de Oxford, el Instituto Federal de Tecnología de Zurich, y el laboratorio de la Universidad de Arizona de Tucson. Además, para mayor seguridad, los tres laboratorios estudiarían la muestra a ciegas. Es decir: a cada laboratorio se le entregarían tres retales de tejido: uno de la Sábana y dos de otras telas de lino. Ninguno de los científicos debería saber cuál del las tres muestras correspondía a la Síndone. Posteriormente, se añadió una cuarta muestra de control, no se sabe bien por qué.
Bueno, pues es evidente que algo salió mal, pues los tres laboratorios sabían perfectamente cuál de las tres muestras era la de la Sábana. Prueba de ello es que, cuando les llegaron las muestras, los tres hicieron una foto de recuerdo de la auténtica. Ya hablaremos de esas fotos. Además, los encargados dieron la correspondiente rueda de prensa con los resultados antes de que el arzobispo de Turin revelara cuál de las tres telas era la de la Sábana. Esto no es de extrañar pues, con la cantidad de estudios y publicaciones que había sobre la Síndone, no era muy difícil conocer con precisión sus características. En el artículo de Nature, donde se publicaron los resultados, reconocen esta realidad. Puedes encontrarlo pinchando aquí.
En resumen, que nada de a ciegas. Cada laboratorio sabía perfectamente cual de las muestras provenía de la Sábana.
La famosa rueda de prensa |
Un detalle pequeño, pero que no deja de ser importante, es que ninguno de los laboratorios cobró por el análisis: los tres dijeron que les bastaba con la publicidad que obtendrían. Desde luego publicidad tuvieron, pero no sé si buena precisamente...
La siguiente curiosidad la sacamos del artículo de Nature, en el que se publicaron los datos de la datación. En ese texto se dice claramente que cada uno de los laboratorios recibió un pedazo de tela de la Sabana. Sin embargo, sabemos que en realidad al laboratorio de Arizona llegaron dos pedazos de la Síndone. Y uno se puede preguntar ¿quién escribió ese artículo, que no sabía que Arizona recibió dos muestras? En fin...
Y por último, pero no por ello menos importante, está el tema del estudio previo de las muestras. Como es evidente, antes de estudiar cualquier cosa, primero tenemos que asegurarnos de que esté limpia, no tenga suciedad, etc. Bueno, pues por increíble que te parezca, y al contrario de lo pactado, ninguno de los tres laboratorios llevó a cabo un estudio físico-químico para analizar la contaminación de las muestras recibidas... Si, ya sé que es asombroso, pero ellos mismos lo reconocieron en la revista Nature... Tal y como publicaron en el artículo, se limitaron a utilizar los medios de purificación estándar. Y, como quedo claro en estudios posteriores, ninguno de esos lavados era capaz de eliminar la capa bacteriana que se sabe perfectamente que tiene la Síndone, una tela que no se ha lavado en siglos... Capa bacteria, te hago notar, de bacterias vivas, con su C14 nuevecito.
Vamos, que lo siento por ellos, pero los tres laboratorios se lucieron.
Como no podía ser de otra forma, poco después de publicarse los resultados, estos fueron sometidos a un riguroso examen por parte de muchos científicos. Y, por desgracia para los autores, fueron bastante criticados por su poca profesionalidad. Entre otras cosas, por haber publicado los resultados en una rueda de prensa, sin haberlos comunicado antes a las personas que encargaron el estudio. Lo que es, por lo menos, poco elegante...
Como digo, los estudios posteriores a la datación fueron más bien contundentes: había demasiadas cosas que se habían hecho mal. En honor de los responsables, hay que decir que fueron lo bastante honrados como para reconocerlo. La carta que te presento aquí abajo la firma el Profesor Michael Tite, entonces director del British Museum y coordinador responsable del estudio del carbono 14. Está dirigida al profesor Luigi Gonella, asesor técnico del cardenal Ballestedro, arzobispo de Turin. En ella, pide disculpas y afirma –varias veces– que el estudio realizado no da ninguna evidencia para sostener que la Sabana sea falsa. La noticia la publicó ABC el 10 de enero de 1990. Me disculpo por la baja calidad pues es una fotocopia de hace bastantes años.
La traducción, pidiendo disculpas a Shakespeare, sería algo así:
Querido profesor Gonella:
Tras el reciente congreso de París, le escribo para recordarle que yo tampoco considero que el resultado de la datación de la Síndone de Turín muestre que sea una falsificación. Como usted subrayó correctamente, describir la sábana como falsificación envuelve una deliberada intención de engañar, y la datación radiocarbónica no ofrece, claramente, ninguna evidencia a favor de esa hipótesis.
Yo mismo siempre he intentado cuidadosamente evitar el uso de la palabra falsificación cuando hablaba de la datación radiocarbónica de la Sábana, pero me temo que la referencia a la Síndone como una falsificación se ha deslizado en los numerosos artículos periodísticos escritos a raíz de las entrevistas que concedí. Tengo sólo que pedirle disculpas, una vez más, por todos los problemas que esos artículos han producido a usted y a los demás de Turín.
Me alegrará volver a encontrarle a usted y al Prof. Testore en París
Bueno, ya está bien por hoy. No te pierdas la próxima entrega, que también tiene cosas interesantes. Y te prometo que será la última... al menos de momento.
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